Romper los moldes en la educación musical
Es momento de detenernos a pensar cómo estamos enseñando a la nueva generación de músicos. ¿Qué tipo de artistas serán?, ¿Les permitimos a cada uno de nuestros alumnos hacerse esta pregunta?, ¿O estamos tratando de responderla nosotros, sin escucharlos?. Como ex alumno de dos conservatorios argentinos siempre sentí que me enseñaban pensando en un molde, sin indagar en mis deseos y necesidades. Lo hacían de manera mecánica, sin conocerme, sin preguntarme quién quería ser. La técnica era la misma para todos. Se consideraba adecuado que mi deseo fuera transformarme en un cantante de ópera standard, comparándome con un tenor u otro, y yo me esforzaba por complir con las expectativas de mis profesores, sintiendo que siempre algo faltaba, que no pertenecía. Tal vez haya alguno de ustedes que se sintió como yo, tal vez otros solo buscaban encajar en estos moldes y lo lograron, no es mi intención hacer un juicio de valor sino introducir la pregunta... ¿Qué hacemos con el alumno que no encaja?. Posiblemente exista una forma, desde la enseñanza tradicional en conservatorios o privada, de inicar un nuevo camino. Creo que implica una decisión importante: frenar, mirar al alumno a los ojos y preguntarle cuál es su deseo, quién sueña ser más allá de los moldes preestablecidos. Una cantante que admiro, Barbara Bonney, soprano norteamericana, creo que pudo cuestionarse, y responder con sinceridad: "Cuando comencé a cantar era bastante consciente de que no tenía una voz operística competitiva, en otras palabras no tenía un gran instrumento que pudiera despilfarrar. Entonces tuve que explorar las otras cualidades de ser un cantante, y en cierto modo desde que era chelista, cuando comencé, y siendo la música mi pasión, siempre pensé en mí misma en primer lugar como una música, y en segundo lugar como cantante, entonces creo que en lo que me transformé es en una cantante-música"